16 de junio de 2010

MUNDIAL SUDAFRICA 2010

El Campeonato Mundial de Fútbol ha comenzado. En mi balcón he colgado dos banderas, la de mi país de origen, Argentina, y la del país que me ha recibido como a una hija, Italia.

Banderas de colores desfilan por el mundo, acariciadas por un viento de alegría. En un estadio y a través de una imagen nos reunimos ciudadanos de todo el mundo para seguir el curso alocado de una pelota. Es la pelota de fútbol, cuya forma recuerda implícitamente la de nuestra tierra. Este año más que nunca esa pelota tiene que recordarnos el mundo. Entero. Empezando por allí, Sudáfrica, país que nos trae a la mente un continente. África. Nombre de una tierra riquísima y de una historia tristísima. África es la tierra de los diamantes, de los minerales preciosos, pero también de la gente que muere porque no tiene un elemento aún más simple: agua. África es la tierra donde la infancia es un privilegio pasajero. África es también el nombre del lugar donde el planeta tierra es aún salvaje, dónde volcanes que dieron origen a la vida aún eructan y fluyen. África es el lugar donde animales que vimos sólo en enciclopedias, aún tienen el privilegio de vivir en libertad. África es la madre tierra.

Por supuesto estarán los que se concentrarán en el juego en sí, y no verán más que jugadores, directores técnicos, tecnología, una copa de oro y demasiado dinero que gira alrededor. Y después estarán también los que como yo, no pararán de pensar que con sólo un sueldo de uno de esos muñequitos que se mueven en el campo se salvarían las vidas de todos esos niños que no tienen, ni hospitales, ni escuelas, ni comida, ni agua. Estarán los que, como yo querrán ver en cada partito una mano tendida, una frontera cruzada sin necesidad de presentar documentos.

Primer partido. México-Sudáfrica. México, atravesado por una crisis ecológica desastrosa, fruto de las ambiciones de multinacionales petroleras que no lograrán pagar ni con todo el dinero del mundo, ni ante ningún tribunal que los condene, el daño ocasionado a la entera humanidad.

Sudáfrica. Cuna de la humanidad. Donde inicialmente el hombre se irguió en dos piernas y dio su primer paso. Pero también Apartheid. Crímenes contra la humanidad. Segregación, discriminación. Sucedió no tanto tiempo atrás, sigue sucediendo. Que los negros tienen que vivir lejos de los blancos, aparte.Y sin embargo en la cancha, todos se dan la mano. Por eso me gusta decir que no existen blancos y negros, existe una sola raza humana. Lo que divide en negro y blanco son intereses económicos, ambición, poder, gente que se inventaría de todo para dominar y explotar a otros, ya sea el color de la piel, el lugar de nacimiento, la altura, la forma de los ojos, la cultura o la religión.

En partidos como Francia-Uruguay, no importa el resultado. Imagino un puente de siete colores que une dos culturas completamente diferentes, completamente lejanas, pero que tendrían mucho para aprender una de la otra.

En partidos como Argentina-Senegal, veo la revancha de los olvidados por la historia, esos jugadores que con una pelota tratan de robarle a la historia las líneas de dignidad nunca dedicadas. Y si una mano de Dios puede borrar la tristeza de jóvenes muertos en una guerra perdida de antemano, encubridora de crímenes más graves y testigo de una verdad dolorosa como que algunos países, aún doscientos años después de su independencia siguen siendo colonia de otros; y si un gol anotado por México logra distraernos de la gran tristeza que deja el petróleo derramado; y si un punto logra alegrar el corazón de un pueblo, yo los invito a una reflexión más profunda, los invito a ver en esa esfera de cuero la esfera de nuestra tierra y a no dejar de soñar nunca un mundo donde todo funcione como en un mundial: con espíritu deportivo, con reglas que valgan igual para todos sin importar nación, color, camiseta. Yo sueño un mundo donde todos nos sintamos unidos por un solo sentimiento: el de ser todos humanos.

Pero los sueños, sueños son. A menos que no se trabaje duramente para realizarlos. Y así como un deportista se entrena duramente siguiendo una copa de oro, que nuestras mentes y corazones no se detengan nunca en la dura tarea de transformar este mundo en un mundo mejor. Buen mundial para todos.

Bibiana Angiulli

Foto: Gerardo Angiulli

1 comentario: