Caminaba por la playa de domingo y, no pudiendo evitarlo
ya, llevaba las manos llenas de vidriecitos lijados por el mar y otras cosas
recojidas sobre la orilla. Llegada casi al final de mi recorrido vi un pedacito
de vidrio diverso de los demás pero no lo recogì. De todos modos la curiosidad
me invadió y mientras volvìa a pasar por ahì mirè atentamente por aquel lugar,
no pudiendo resistir a la tentación de ver còmo era.
La mayor parte de los vidrios se vuelven redondeados y
satinados al ser hamacados por las olas del mar y el toque de la arena, son
pedazos de botellas por lo general, pero aquel… aquel era distinto. Es un
trapecio irregular pero chato. Una de las caras tiene el relieve de dos
círculos partidos, abiertos por el corte casual, cuyos bordes se rozan sin
tocarse. Tratando de imaginar el dibujo completo supongo que eran muchos
círculos cerrados, parte de alguna abertura de alguna embarcación.
Los dos fragmentos de círculo no se tocan, no se
incluyen, no se mezclan, pero recortados en ese modo casual, paradojalmente
están juntos, solos los dos en un pequeño recorte. Solo ahora me doy cuenta de
la particularidad, ahora que lo tengo entre las manos y voy devolviendo al mar algunos
de los vidriecitos que, comparados con
este, pierden importancia.
Pero hay algo que me inquieta ahora. El vidrio no es
suficientemente satinado, todavía conserva brillo, y si probara a apretarlo
fuerte entre las manos probablemente me heriría. Lo sé. No me pertenece. Debería
devolverlo al mar así las mareas lo transforman en algo más redondeado y opaco.
Quisiera que entre las manos, a contacto con otros
vidrios, se gaste de modo que lo pueda conservar. Tal vez no sea justo que me
lo lleve. Pero cómo se hace para resistir a la tentación de encontrar algo tan
especial y no tomarlo? De todos modos lo admito, soy débil, mi corazón no sabe
resistir a cuanto de particular y único hay en este mundo y los demás no lo
notan.
Qué cosa será peor? La pretensión de querer retener algo
o alguien que no te pertenece o la incapacidad de entender que cuando algo
único y especial te roza, no hay nada que reflexionar sino que hay que
aceptarlo como un extraordinario regalo del presente?
No creo en las casualidades. Creo que cuando te sucede
algo excepcional en la vida, cada acción, cada decisión, cada pensamiento, cada
elección tomada hasta ese momento, en un modo o en otro, te llevaron hasta ahí.