Primero el viaje por tierra, después un barco, y finalemente llegarían a un lugar donde poder, simplemente vivir. El niño y su madre no tenían sueños que realizar, ni ambiciones que perseguir, se aferraban a la única cosa que en ese lugar no era un derecho: la vida.
Pero al llegar a la frontera, una lluvia de disparos en la noche, había abierto un río rojo que mojaba la piel de la madre. Todavía sobre el cuerpo del niño, hubiera muerto mil veces si hubiera sido necesario, para salvarlo.
Bibiana Angiulli, del libro "Sobrevivencia", Editorial Fergutson, 2010.
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