6 de abril de 2011

HERMANA POBREZA



Soy la hermana Pobreza, digo hermana porque tengo una gemela, se llama Riqueza. Cuando nacimos, una maldición nos unió para siempre. La maldición dice que estaremos sentadas cada una en la parte opuesta de una balanza que jamás estará en equilibrio, la maldición dice que no seremos nunca iguales. Dice que todo lo que a mí me falta, a ella le sobrará como desperdicio, cuanto más sacia ella esté, más se notarán mis huesos. Dice la maldición que cuando mi hermana estará vomitando por los excesos, yo estaré llorando por las necesidades. Ella estará bailando y emborrachándose, cuando a mí me encontrarán seca ya casi sin vida. Cuando ella ría, yo más lloraré, cuando ella más crea ser feliz, yo más cierta estaré de ser desdichada. Sus privilegiados hijos serán contados con los dedos de una mano, en cambio los infelices míos serán masas incontenibles. Cuando yo más golpee a su puerta, ella más me ignorará, hará de cuenta que no me conoce, que nunca me vio, y su arrogancia se cerrará en mi cara. Agonizaré y sentiré todos los dolores de este mundo Indiferencia, pero Muerte no tendrá piedad de mí, no me llevará con ella hasta el día en que mi gemela no sea llevada también.

Soy hija de la Diosa Justicia, que agoniza prácticamente desde que nació. A veces parece que nos afectara la misma enfermedad, una enfermedad que hace que la gente mire para otro lado cuando nos ve. Cierto es que a mi madre es difícil mirarla a la cara, a pesar de sus años y su agonía, no es fácil mirarla de frente y sentirse limpio, por eso casi todos prefieren ignorarla. Mi madre y yo nunca significamos nada para mi padre, por eso me aferro a ella, y trato de mantenerla viva. En cuanto a mí, estoy tan mal, que mi aspecto no es hermoso, no resplandezco como el oro, ni me puedo arreglar con adornos, es por eso que nadie me quiere ver, todo sería mejor si yo no existiera. Pero la maldición que me une con mi hermana gemela, me une hasta la muerte, y el día en que ella muera, moriré yo también. Si ella vivirá por los siglos de los siglos yo también lo haré.

Mi hermana en cambio, se parece más a mi padre, el autoproclamado Dios Dinero, y a él responde ciegamente. Ella nació hermosa, brillaba desde pequeña, y mi padre, queriendo limpiar su imagen, la adoptó. A los ojos de todos, Riqueza es una pobre niña huérfana adoptada por alguien de gran corazón, pero bien sabido es que ambas, somos el fruto de la violación de nuestra madre.

Tengo amigas, si, Esperanza y Lucha. Ellas me dan la fuerza que necesito para sobrevivir y me ayudan a soñar un futuro mejor aún sabiendo que mi destino está escrito y no existe ni siquiera una posibilidad para cambiarlo. Me aconsejan siempre de alejarme de mis parientes lejanos Delincuencia e Ignorancia. Pero sucede que no puedo evitarlo, Delincuencia me ayudó tantas veces, en los momentos de más desesperación, cuando mis hijos lloraban de hambre, o cuando yo misma no podía soportar más mi condición. E Ignorancia, es ella quién está cerca de mí incondicionalmente, cuando peor me siento y nadie se acuerda de mí, no tengo las fuerzas para pedirle que se aleje.

La vida en casa de mi padre es muy distinta. Muchas veces una de sus amantes, Corrupción, me ha invitado a infiltrarme a escondidas y gozar de las fiestas que se dan allí. Pero por más que quiera es inútil, siempre me han descubierto, es un lugar prohibido para mí, no puedo acercarme ni a él ni a mi hermana. Corrupción se divierte viéndome exclusa, llorando de rabia y hambre.

A mi padre le gustan las fiestas, y sobre todo las orgías. No teme nunca distraerse o perder el control, sabe que su poder está garantizado por sus amantes, que aman sobre todo las ventajas que ellas mismas extraen del hecho de estar junto a él. Cada una de ellas le ofrece su granito de arena a la manía de gobernar por sobre todas las cosas de mi padre, y cada una de ellas es una asesina pronta a entrar en acción.

La señora Economía Liberalista golpea bajo cuando se trata de equilibrar los números que tienen que cerrar, sacrificando siempre y únicamente a mis hijos. Gracias a la debilidad de mi madre sus crímenes y mutilaciones a Madre Natura, Diosa de todos los seres vivientes, nunca son condenados. Su nombre Liberalista nada tiene que ver con la Diosa Libertad, de la cuál muchos ponen en duda la existencia, se trata solamente de su propia libertad de ponerle precio a cosas que no se deberían vender. Se divierte enfermando a la población con fiebre de consumismo, haciendo que las personas se cieguen y crean que en la vida sólo se trata de comprar y vender, olvidando la sensibilidad, el amor, la solidaridad. Entre sus juegos favoritos está el de tratar a los humanos como mercadería y a los objetos dar la importancia de las personas.

La señora Violencia, la más temida de todas las amantes, ama inventar guerras para justificar la paz, ama llamar defensa al ataque, ama llamar construcción a la destrucción. Se divierte torturando y asesinando inocentes y después, pidiendo disculpas por haberse equivocado, Junto con Economía Liberalista, han convertido la guerra en el más grande negocio del universo. Sus hijas Violencia Psicológica y Violencia Visual perpetúan su nefasto trabajo a través de la propaganda y los medios de comunicación. El objetivo principal es difundir el miedo a cambiar, el miedo a ser, el miedo a hablar, y hasta el miedo a soñar. Buscan descubrir el gen del miedo y procurarlo a cada habitante en dosis que lo mantengan siempre a raya...

Volviendo a mi familia, mi madre sigue empeorando. En sus fiebres más altas, tiene siempre el mismo sueño. La siento hablar, delira. Sueña que un día su gran amor, el Dios Derechos Humanos, escapa de las tinieblas en que está encarcelado desde hace siglos. Sueña que se aman y de ese amor nace una hija, Igualdad, la cual, como está escrito en las estrellas, será la reina de este mundo, y guiará la humanidad junto a mi madre Justicia y su padre Derechos Humanos.

En cuanto a mí, sé que mi destino será morir junto a Riqueza, pero aún así sueño poder transformarme, sueño convertirme en una princesa de hermosura increíble que ayudará a la construcción de un nuevo mundo. Mi deseo más grande es resucitar de las cenizas del lazo indestructible entre Riqueza y yo, rescatando lo mejor de cada una. Seré la princesa más querida que haya jamás existido y mi nombre será Humildad.

2 comentarios:

  1. leo porque vale mucho la pena lo que se lee aquí...

    un saludo y mi admiración desde un rincón de México.

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  2. Gracias Gabriella!!!

    Un fuerte abrazo!!

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