13 de marzo de 2011

PASE LO QUE PASE…

Dos semanas desde que empecé mi nuevo trabajo pasaron volando. La familia se reacomoda, los horarios, los tiempos dedicados a cada cosa. Mi nuevo trabajo es vender abonamientos de televisión privada, y por supuesto como vendedora no podía hacer menos que poner una parábola en casa y ver lo que vendo. Me gusta, ahora cuando puedo miro películas y, no pudiendo con mi genio, escribo las frases que me tocan de cerca.


Hace tiempo que no sigo las noticias desde cerca. Sin embargo, me entristece mucho lo que pasó en Japón y aún no terminó de pasar. Me uno a las condolencias, y espero que la situación de los reactores nucleares pueda ser tenida bajo control. Esta experiencia tendría que ser un precedente, tendría que enseñarle algo a la humanidad, eso espero. De más está decir que soy pro-energías renovables. Para los que quieran tener una idea de la situación basta ir al sitio de Greenpeace.
Cambios en el mundo aparte, esta mañana, abrí el correo electrónico y me llevé una gran sorpresa. Mi amiga a la distancia, compañera de letras, Mar Solana me presentó en su blog, y entre correos, comentarios y la bellísima nota que me dedicó, algo en mi domingo cambió para mejor. Me dieron ganas de escribir, de contar, de seguir haciendo lo que me gusta de verdad, aunque no pueda hacer de ello mi trabajo, por ahora.


Vender nunca fue mi fuerte. No sé presionar, a mí me gusta ser sincera con las personas y no las puedo obligar a hacer algo que no quieren. Me pongo siempre en el lugar de los demás y un vendedor no tendría que hacerlo. Sé que tampoco este trabajo durará mucho para mí. A veces creo que soy una eterna anti-conformista, y me pregunto si habrá un trabajo que me pueda calmar. Si, si lo tomo como trabajo y no como algo que me tiene que hacer feliz. Tal vez sea ese el secreto, entender que un trabajo es solo eso, y que lo importante está en otra parte. En casa, cuando abrimos la puerta y alguien mueve la cola por nuestra llegada, o se nos tira encima para abrazarnos.


Pero yo quiero más, quiero alegría en mi trabajo, quiero amigos, quiero risas, porqué no?! Por el momento vuelvo a lo que me gusta, la primera cosa que dejo de lado cuando estoy muy ocupada. Escribir. Contar con palabras estampadas. Las que salen de mi boca son siempre menos poéticas. Si supiera hablar como escribo! Vendería a paladas!


En la película que vi ayer, una loca que creía ser la actriz de “La dolce vita” de Federico Fellini, repetía un par de veces a una amiga golpeada por la vida una frase del mismo Federico. Era algo así como “Pase lo que pase no dejes nunca de apreciar la risa de los niños que juegan”. Por eso pase lo que pase nunca dejes de apreciar la risa de los niños cuando juegan, nunca dejes de apreciar la cola de un perro que te saluda alegre, no dejes de llorar por el dolor de los otros, pae lo que pase nunca dejes que tu corazón se vuelva de piedra...

1 comentario:

  1. No puedo estar más de acuerdo contigo en lo de la energía renovable. Casualmente el relato que estoy escribiendo en mi blog titulado "Premonición", desarrolla parte de su argumento durante el accidente de Chernóbil. Felicitarte por tu nuevo trabajo de vendedora, y si me lo permites, te puedo sugerir la lectura de una novela de Og Mandino ”El vendedor más grande del mundo por si te puede servir.
    Me quedo con esto: “Por eso pase lo que pase nunca dejes de apreciar la risa de los niños cuando juegan, nunca dejes de apreciar la cola de un perro que te saluda alegre, no dejes de llorar por el dolor de los otros, pae lo que pase nunca dejes que tu corazón se vuelva de piedra...”
    Un saludo.
    Ibso.

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